CULTURA, HISTORIA, TRADICIÓN
Aosta...
Aosta es una pequeña ciudad rodeada de majestuosas cumbres, entre las más altas de la cadena alpina, que la enmarcan y la hacen única en cada estación del año. Su centro histórico alberga un patrimonio arqueológico y cultural de gran prestigio: la fundación de la colonia romana Augusta Praetoria Salassorum dejó dentro de las murallas que rodean la ciudad un testimonio aún vivo del pasado, al que se suman vestigios de épocas más recientes, como la medieval, que han dado lugar a magníficos monumentos religiosos perfectamente conservados hasta hoy.
Además de ser un verdadero museo al aire libre, la ciudad conserva numerosos hallazgos de épocas antiguas en el Museo Arqueológico Regional.
Aosta es también una ciudad viva y dinámica, abierta a una amplia variedad de experiencias culturales, y que atrae por sus calles a los amantes de las compras y la gastronomía local.

Descubrir Aosta Romana
El centro histórico de Aosta conserva en cada rincón increíbles testimonios de la época romana, que vio la fundación de la colonia Augusta Praetoria Salassorum en el año 25 a. C. Ese mismo año se erigió el majestuoso Arco de Augusto, construido en honor al gran emperador para celebrar la victoria sobre los Salassi. Se trata de una imponente construcción de un solo vano, enmarcado por semicolumnas corintias, en cuya arcada se colocó en época medieval un crucifijo de madera, el Saint-Vout.
Anunciando la entrada a la ciudad, el Arco daba la bienvenida a los viajeros procedentes de Eporedia (Ivrea), que recorrían la Vía de las Galias, cruzando en el último tramo el hermoso puente romano, una sólida obra de la época augusta con un solo arco.
Alineada con el Arco, a lo largo del decumanus maximus, la Puerta Pretoria marcaba la entrada monumental por el lado oriental de las murallas. Aún hoy se puede admirar su grandeza atravesándola: de una doble cortina de murallas se extrajeron tres pasos, uno central reservado entonces a los carros y dos laterales para los peatones. La Puerta está flanqueada por dos torres rectangulares y, en lo alto, corre un camino de ronda cerrado por ventanas con arcos. A la izquierda se puede ver el pavimento original de la calzada romana, hundido tres metros por debajo del nivel actual.


Cerca de la Porta Pretoria se encuentra uno de los monumentos más significativos y espectaculares, convertido en símbolo de la ciudad: el Teatro Romano. La fachada monumental está abierta por arcadas con tres niveles superiores de ventanas, más allá de las cuales se elevan las magníficas cumbres que rodean Aosta, ofreciendo un escenario verdaderamente sugestivo. La estructura conserva el muro final de la cavea y la orchestra restaurada. Del cercano Anfiteatro, en cambio, solo son visibles siete arcadas que han sobrevivido, incorporadas en un edificio religioso durante la época medieval, así como restos del núcleo central de dos órdenes de gradas.
En la zona oeste de la ciudad se alzaba el Foro Romano, corazón de la vida económica y política de la ciudad, que ha sido solo parcialmente excavado. En cambio, sí puede visitarse el espléndido Criptoporticus, conectado con los pórticos del Foro: se trata de una galería con bóveda de cañón articulada en dos corredores de arcadas rebajadas, sostenidas por macizos pilares de travertino, probablemente construida para nivelar el terreno donde se encontraba el área sagrada, y posteriormente reutilizada como almacén de grano.
Descubrir Aosta Medieval
La época medieval dejó en la ciudad de Aosta maravillosos testimonios de la vida religiosa de aquel tiempo y monumentos que se sumaron a las espléndidas huellas de la época romana.
La Catedral, erigida alrededor del año mil en honor a la Asunción, se alza a poca distancia del antiguo Foro Romano. Se trata de una iglesia románica enmarcada por dos campanarios absidales, con una planta de tres naves cerrada por cinco ábsides, cubierta por un techo de vigas y dotada de una cripta que conserva capiteles lombardos y carolingios. La fachada neoclásica de 1848 encierra la del atrio renacentista, decorado con frescos, lunetos y un frente arquitectónico y escultórico.
En el entresuelo de la iglesia se conserva un importante ciclo de frescos del siglo XI, mientras que en la zona del presbiterio se encuentra un hermoso coro de madera tallada. Detrás del coro se halla el Museo del Tesoro de la Catedral, que reúne importantes objetos de culto procedentes de diversas iglesias de la diócesis.


La bellísima Colegiata de San Orso conserva monumentos de gran valor histórico y artístico: una iglesia de tres naves con cripta, ábsides semicirculares y cubierta de vigas, que alberga interesantes ciclos de frescos y un magnífico coro de madera tallada de finales del siglo XV; el antiguo claustro, que guarda valiosos capiteles historiados con escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento y episodios de la legendaria vida de San Orso; el priorato, mandado construir en el siglo XV como residencia de Giorgio di Challant, con una interesante capilla decorada con frescos; y, por último, el hermoso campanario románico con ventanas geminadas y cuadriforas.
En la cercana Iglesia paleocristiana de San Lorenzo, hoy sede expositiva, se encuentra un recorrido arqueológico que muestra los restos de la antigua iglesia y del área funeraria anexa.
Una ciudad moderna
Aosta conserva también numerosos edificios y testimonios de la época moderna. En su plaza principal, la Plaza Chanoux, se alzan el majestuoso edificio neoclásico del Hôtel de Ville y, a su lado, el histórico edificio del Hôtel des États. A lo largo de las principales calles del centro, también se pueden admirar elegantes palacios del siglo XVIII y XIX.
Las calles del centro están llenas de tiendas que atraen a los amantes de las compras urbanas y de locales que ofrecen rutas enogastronómicas para promover las excelencias del territorio.
La ciudad de Aosta ofrece además, durante todo el año, un rico programa cultural de exposiciones, eventos y manifestaciones, como la milenaria Feria de San Orso, la histórica feria de la artesanía del Valle de Aosta, y el ciclo cultural Saison Culturelle
